Por Lic Rodolfo Leandro Jiménez
Director Escuela Gabriela Mistral-Guácima

En un árbol del bosque un ruiseñor con su dulce canto hechizaba a todo a su alrededor, los demás habitantes se sentían alagados ya que durante el día se escuchaba su alegre y afinado trino, un día de tantos se escucha un canto diferente al que estaba acostumbrado el bosque, un canto bellísimo como de un ángel. Era el señor jilguero que se posó en una rama cercana, migrante de un paraje lejano.
El bosque en su esplendor quedó sorprendido al escuchar esa sonoridad tan diferente que llenaba de una paz exquisita.
El ruiseñor llenó de envidia se pensó que nunca nadie había superado su canto, al ver al jilguero con su prestancia y su atino, se llenó de irá voló a la rama del contrincante, le encrespo sus plumas como en forma de enojo y protesta, el jilguero sigue entonando su canto lleno de fuerza y bondad, los demás animales se quedaron atónitos ya que el ruiseñor le insinuaba con su plumaje encrespado su hidalguía y enojo , se detiene el joven jilguero, hace un ademan levantando sus alas como pidiendo el aplauso de todos, claro todos aplaudieron, con ojos de asombro el joven ruiseñor no podía creer lo que sucedía usurparon su puesto y su auditorio, lo que menos imaginaba el ruiseñor era que su gente siguió aplaudiendo mirándolo también a él fijamente, al principio no entendía lo que pedía su público, era muy sencillo, querían escucharlo cantar pero esta vez junto al jilguero, ambas aves entonaron un canto tan fuerte y bello que empezaron a despertar la flores dormidas , parecía que el sol brillaba más fuerte y que el viento soplaba con mucho más fuerza para expandir el canto más allá del bosque, ambos se unieron de una manera tal que la naturaleza se pintó con un color más verde y brillante como nunca se había visto.
Un aplauso decía todos los espectadores, un aplauso para ambos porque unidos lograron más que uno sólo, porque dejaron de lado sus diferencias, compartieron su éxito y porque nos entregaron lo mejor de cada uno. Desde ese día el jilguero y el ruiseñor no dejaron de cantar todos los días alegrando con sus trinos todo su alrededor y más allá del bosque.
Moraleja: El ruiseñor representa al nacional que está en una zona de confort donde el éxito obtenido no se puede compartir con nadie, el jilguero es el aquel que nos hace reconocer que, aunque sea una persona migrante también tiene fortalezas que dar y que sólo unidos lograremos muchas metas y objetivos en nuestras vidas.
Dedicado a todos los hermanos migrantes que luchan por salir adelante cada día.
Fotografía ilustrativa tomada de: EcoRegistros ® – Copyright © 2011-2022
Jorge La Grotteria